«Prometheus» de Ridley Scott

La ciencia ficción es un género que ha permitido a algunos sesudos autores tanto de literatura como del cine plantearse hipotésis para elucubrar sobre las preocupaciones filosóficas que sea que traingan encima, ya fuera el colonialismo ingles para H.G. Wells con su War of the Worlds o Stanley Kubrick dando respuesta a las preguntas arquetípicas de la filosofía en la canónica 2001: A Space Odissey; en ese sentido la pertinencia del género es permitir a autores y espectadores imaginar escenarios fantásticos o imposibles pero siempre proyectando un retrato de lo que la humanidad es en tiempo presente. Prometheus, a pesar de una tremenda carga simbólica, un guión algo sesudo, una empedernida apariencia de profundidad y quizá la mas espectacular película realizada por Ridley Scott, no es de este tipo de ciencia ficción. Realmente califica en la ciencia ficción serie B donde la trama esta mas orientada a una aventura inmediata de supervivencia y en la que los personajes usualmente toman decisiones muy estúpidas.

La película narra la odisea de un par de ciétificos que se han encontrado en una arcaica piedra escosesa un mapa estelar donde estarían los entes quienes pudieron haber creado al ser humano. Una empedernida compañía mecenas les paga el trillonario viaje al espacio exterior para que puedan ir a conocer a los «ingenieros» que presumiblemente diseñaron la vida humana, llegando al planeta LV-226 donde efectivamente encuentran una pirámide abandonada y repleta con los cadáveres de los ingenieros patriarcales; la trama después se dirige a otras preguntas mas inmediatas: ¿como fallecieron los ingenieros? ¿la tripulación científica esta en peligro inmediato? ¿importa conocer a tú creador al precio de una horrenda y algo insulsa muerte?

Las tomas que abren la película son hermosas, meditativas y surrealistas; lo mismo tiene un poco de Begotten que de Tree of Life y presume de referentes cosmogónicos fuertes como la creación del universo y la vida, pero la siguiente escena brinca a Elizabeth Shaw y Charlie Holloway encontrando el mencionado mapa estelar en Escocia con una obvísima exposición de «es una invitación a visitarlos» e inmediatamente aniquilando la magistral apertura: cualquier narración con pretenciones cosmogónicas demanda poética, alegoría y, lamentablemente para los fans de las naves espaciales, un buen grado de ambiguedad como alimento para el pensamiento, y aunque la cinta pretende ofrecerlo, lo cierto es que es alimento light.

Pudiera rumiar la cantidad de referentes que Ridley Scott y sus guionistas pusieron en la cinta, desde la referencia bíblica del Levítico 2,23, la alegoría de la anunciación, el lavado de pies y la noción de autosacrificio; también elucubrar sobre algunos subtextos como el que la malévola Compañía Weyland nació con el claro interés de fondo de todo capitalista, el de la vida eterna, o si Meredith Vickers es también una robot o de plano denunciar la plataforma argumentativa tomada de At the Mountains of Madness, el mejor cuento de H.P.Lovecraft; pero, a diferencia de 2001, Solaris o las propias Alien y Blade Runner del mismo Ridley Scott, en Prometheus toda esa carga intertextual  sólo suma a un solo y prodigioso propósito: quedar anclados en la pseudo búsqueda de respuestas para estar al pendientes de la secuela y aunque la cinta tiene aciertos y es bastante digna de verse, es imposible evitar el contemplarla como un poco pasada de lista. Dicho de otra forma: la película esta diseñada para especular sobre la película misma, no sobre sus planteamientos.

Extraña de Ridley Scott, autor quién diga lo que se diga de él no requiere apologías ni por inventar el mercado del «director´s cut» ni por fenomenales películas nada comprendidas como Kingdom of Heaven, cayera en la trampa de utilizar los intertextos como meras excusas para generar mas misterios y morbo, tal cual la fórmula del guionista de Lost quién le hecho la mano con la cinta que nos ocupa. Los intertextos y referentes de su Alien funcionan en esa película no solo por un milagroso equipo cinematográfico heredado de Alejandro Jorodowsky y que incluye los mas suigeneris diseños de H.G.Giger, también porque se produjo sin intención de hacer una secuela (que Aliens y Alien 3 resultaran igual de magistrales sería otro tipo de milagro); los intertextos enriquecen la historia y si bien sugieren un universo narrativo mas abundante también ayudan a concretarla y hacerla mas catártica. En Prometheus los interextos y simbolismos se antojan como fórmula narrativa que demanda del espectador buscar respuestas a las que el autor quiere dirigirlo para otra ocasión en otro capítulo, no a conclusiones que el espectador pudiera rumiar y masticar por su propia cuenta.

Por otor lado Ridley Scott parece comprender que no se puede realizar otra película de Alien con un grado de éxito si se sigue mostrando la creatura de Giger cuya pertinencia metafórica funciona estrictamente dentro del contexto del personaje de Ellen Ripley y la maléfica compañía Weyland-Yutani para la cual trabajaba, y que para generar «mas de lo mismo, pero diferente» tendría que masticar este universo desde otra perspectiva, otros personajes y otra mitología; quizá el sólo hecho de para que descalificar la pretención de profundidad uno no deje de repasar los referentes mismos ya es ganancia en el contexto de las películas pretendidas solo para hacer dinero.

A pesar de todo lo anterior la cinta es visualmente excelsa y presume otras virtudes: el fenomenal androide David quién Michael Fassbender interpreta como un reprise de HAL 9000 a lo David Bowie es un roba escenas y canaliza el peso emocional de la odisea de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) quién pronto aprende la lección nietzchiana de que el encontrar a tú creador no necesariamente da respuestas esperanzadoras o cuando menos esclarecedoras; por su parte el capitán Janek (Idris Elba) y Meredith Vickers (Charlize Theron) tienen interesantes arcos dramáticos con buenos subtextos aunque lamentablemente todos los demas personajes, incluyendo a Charlie y a Peter Weyalnd, existen estrictamente como carne de cañon o artilugios narrativos.

El diseño de producción es fascinante y hay algunos guiños al maestro Giger más allá de la continuidad Alien (la «pirámide» recuerda a uno de los diseños Harkonen de Giger para la malograda Dune de Jorodoswky) y la cinematografía presume la mejor virtud de Ridley Scott: filmar una historia de fantasía o ciencia ficción tiene la finalidad de hacerlo creible al espectador, hacerle creer que efectivamente alguién puede llegar a otro planeta y encontrarse con todas las estrafalerías propias de una especie extraterrestre, harto diferente a la tendencia actual del blockbuster superheroico el cual basicamente se basa en actores/cgi´s protagonizando historias de corte infantil que funcionarian mejor como dibujos animados o comics.

En fin, Prometheus es finalmente una pasable incursión al universo del xenomorfo de Giger desde Alien 3, y aunque su pertinencia no es la misma a la de Inception o District 9 Ridley Scott demuestra lo mejor que como autor influyente a dejado en directores del tipo de Christhoper Nolan y David Fincher en los aspectos del como se filma y se contrustye una narración, la forma pués, aunque en el fondo queda algo rezagado al utilizar recursos narrativos que parecen mas inteligentes de lo que en verdad son; quizá en algunos años la secuela me pruebe felizmente equivocado.

O quizá no. No evita que quiera repertirla.

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